Las Madres, de Carmen Mola.

Vuelvo a la carga con una nueva lectura y con una antigua  reivindicación, la de las bibliotecas públicas. 

En este caso, el libro agraciado ha sido "Las Madres", otra entrega de la saga de la inspectora de policía Elena Blanco y  su equipo de la BAC.  En cuanto a la biblioteca, esta vez he tenido la suerte de descubrir la "Biblioteca Pública Municipal Agustín Arrojo Muñoz", de Hervás, que para más información, se encuentra unida al Museo Pérez Comendador - Leroux.



Como curiosidad, me estoy acordando que el primer acercamiento que tuve a los autores que escriben bajo el seudónimo de Carmen Mola, en concreto, con el libro "La Novia Gitana"  fue precisamente en otra biblioteca pública, en este caso, la de Zafra. Parecer por lo tanto, que en mi historial lector, esta saga va unida a esos espacios públicos que tan buena labor hacen por acercar la cultura a los pueblos de Extremadura. (aprovecho para dejar aquí el enlace de la entrada que hice sobre la Trilogía Carmen Mola  que antecede a la obra que ahora nos ocupa). 

En cuanto al libro, solo puedo decir que al igual que las entregas anteriores,  me ha vuelto a enganchar desde el primer momento. Y es que esta novela, con su  lectura sencilla, sin excesivos aspavientos, su intriga y sus cambios de guión sorprendentes... posee el conjunto de elementos adecuados, convenientemente dosificados, que me incitan a no dejar de leer. 

Qué alegría tener en las manos libros como este, que hacen que una cosa tan sencilla (aunque a la vez tan importante) como la lectura, te aporte tanto. 

Pero es que, además, en este caso, la propia trama policíaca gira en torno a un tema que invita a reflexionar: los vientres de alquiler, aunque en su derivada más extrema. Ver cómo el cuerpo de una mujer es explotado para cubrir las carencias de otras personas, obviamente, en este caso, con la intermediación de personas sin escrúpulos, aparte de revolverte el estómago, te aporta la perspectiva de la parte más frágil de la historia, en la que muchas veces no solemos pensar. 

Dentro de todo este dilema moral, discurre una historia de asesinatos estrambóticos, que trae de cabeza a la inspectora Blanco y todo su equipo, que se han de emplear a fondo para intentar poner algo de luz en todo este embrollo. 

Y para rizar más el rizo, todo la investigación policial está aderezada por los propios traumas, problemas y disputas personales, de los diferentes miembros de esta sección policial tan opaca.

Simplemente, y por poner alguna pega a toda la historia, me gustaría resaltar, que en determinados momentos, el comportamiento y la actitud resolutiva de Violeta, la protagonista mexicana, me resulta un tanto incoherente con el perfil de una persona a la que se le supone una extrema fragilidad. Aunque es cierto, que el trance en el que parecer vivir, puede que le haga sacar fuerzas de donde parece que no las hay. 

En conclusión, libro súper entretenido, con todos los ingredientes para pasar unas cuantas sesiones de sillón y brasero, que con el tiempo que hace en estas fechas,  en el norte de Extremadura, es lo que pide el cuerpo. 

Bueno, pues espero que estas líneas os animen a lanzaros a leer esta saga de libros, en el caso que aún no lo hayáis hecho. 

Saludos y hasta la próxima. 





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