Senderismo por la Sierra de Béjar
Hace unos días, junto con los amigos de la Alberca Alta Montaña, hemos realizado unas rutas por el entorno de la localidad salmantina de Béjar. En principio, no tenía pensado realizar ninguna entrada, porque tengo otras cosas atrasadas que aún no he publicado, y debo ponerme a ello, pero volviendo a revisar algunas de las fotos que tengo guardadas en el móvil, he echado la vista atrás y me parece que han sido unas rutas tan interesantes, que se merecen hacer esta pequeña reseña, por un lado, para compartirlas con aquellas personas a las que les pueda resultar interesante realizarlas, y por otro lado, para que quede como recuerdo de esta visita junto con mis compañeros senderistas.
La de veces que habré pasado por la autovía A-66 dejando la localidad de Béjar a un lado y sin embargo, nunca hasta ahora había parado a pasear por sus calles. He de decir que desde la carretera, al ver edificios de viviendas tan altos, tenía muy buena impresión de esta población y, la verdad, tengo que reconocer que es una ciudad muy elegante (tiene título de ciudad reconocido por Isabel II en 1850), en la que queda atestiguada la existencia de una influyente burguesía que tuvo un gran papel en las importantes y numerosas industrias textiles que existieron en la zona y que daban trabajo a miles de personas, conviertiendo a esta localidad castellanoleonesa en un polo industrial de primer nivel a mediados del siglo pasado.
Tristemente, hoy en día apenas queda nada de ese glorioso pasado industrial, y al igual que ocurre con otras zonas rurales de España, factores como la deslocalización de la industria hacia países con mano de obra más barata, la atracción que las grandes ciudades ejercen sobre la gente joven, la eliminación de vías de comunicación (el tren dejó de circular por aquí en el año 1995), o el efecto que las compras online ha causado al sector comercial, ha dejado una huella muy palpable en el paisaje urbano de la población. Llama poderosamente la atención pasear por la calle comercial y ver la gran cantidad de negocios cerrados, que se venden, traspasan o, directamente, están en edificios apuntalados...
No obstante, como persona de pueblo que soy, hay que decir que no todo está perdido. Los pueblos tienen mucho que ofrecer, como tranquilidad, viviendas más amplias y a un precio asequible, posibilidad de disfrutar de actividades al aire libre a pocos minutos de casa, además, con las nuevas tecnologías, el teletrabajo va ganando cada vez más peso. Así mismo, pude ser testigo de convocatorias de charlas para tratar el tema de la despoblación, por lo que está claro que los bejaranos no se van a quedar de brazos cruzados e intuyo, que al igual que muchas otras zonas rurales de nuestro país, van a reivindicar mejoras que ayuden a su revitalización, a la vez que también es necesario que nosotros mismos realicemos un cambio en nuestra mentalidad y pongamos en valor la vida en los pueblos, frente a la vida en las grandes ciudades, donde todo está más deshumanizado, el estrés campa a sus anchas, y donde necesitas varias vidas para poder comprarte una vivienda.....
Bueno, pues tras esta reivindicativa introducción (algunos temas dan para conversciones muy largas) me voy a centrar en lo que me había llevado a escribir esta entrada: Las rutas!!!
La primera de las rutas que hicimos fue, con todas las letras, una ruta de alta montaña. Una temperatura muy baja, atmósfera cambiante, ausencia de árboles y cómo no, vistas espectaculares, forman un combinado, que hacen que desde que te pones a caminar, seas consciente que esa ruta no es una ruta cualquiera. (IMPORTANTE: En este tipo de ruta hay que llevar la mochila bien preparada para diferentes eventualidades)
Discurrió por la Sierra de Béjar, comenzando en el Párking del Travieso, donde, nada más dejar los coches, comenzamos a ascender. Larga caminata, en la que estuvimos acompañados de otros senderitas.
Alcanzamos el Circo de Hoya Moros, entorno que me pareció impresionante, tanto por sus dimensiones, como por el origen de este tipo de accidente geográfico. Parada para tomar algo, pues la ruta requería ir dosificando la ingesta de alimentos para no desfallecer en el recorrido.
Tras el descanso, comenzamos uno de los ascensos más exigentes del día, y es que nos estábamos encaminando hacia el Torreón, donde no quedaba otra que subirse para dejar constancia del territorio conquistado¡¡
A partir de aquí tocaba caminar por el altiplano, topándonos a los pocos minutos con el Paso del Diablo, otra de las sorpresas del día (sorpresas porque soy muy dejado y no me informo correctamente de las rutas los días previos, cosa que tengo que solucionar). El paso está muy bien preparado con ayudas para poner los pies y para agarrarse, pero es verdad que es más sencillo cuando lo estás pasando, que cuando piensas cómo subirlo.
Seguimos nuestro camino, hasta hacer parada en el entorno más instagramable de todo el recorrido, la Portilla de las Agujas, en el que con el Circo de Hoya Moros al fondo, ofrece el encuadre perfecto para unas fotos espectaculares¡¡
Tras una nueva parada, en esta ocasión para comer un bocadillo (que sabe a gloria, tras el esfuerzo realizado y con las vistas que tienes a tus pies) realizamos un descenso y un posterior falso llano, que casi sin darte cuenta, nos llevaría hasta el Pico Calvitero (decir que lo de los nombres genera cierta controversia, ya que algunas personas llaman Calvitero al Pico Torreón..., pero no pasa nada, se coronan ambos y así no hay discusión, jajaja)
A partir de aquí ya lo que queda es bajar, aunque es una bajada mucho más pesada de lo que parece, en primer lugar, porque tienes que ir con cuidado para no resbalarte ni tropezar, y en segundo lugar, por el efecto que produce ver los coches desde el inicio del descenso, que te hace creer que ya has terminado, pero caminas y caminas y los coches tardan en estar a nuestra mano.
En total, 8 horas 45 minutos, incluyendo las paradas para comer y para hacer fotos, de una ruta que realmente estoy muy contento y orgulloso de haber podido realizar.
Desde aquí dar las gracias a Manolo y Sergio por habernos estado guiando en todo momento y al resto de senderistas por haber puesto cada uno su granito de arena para hacer que fuese una ruta interesante y entretenida.
Dejo aquí el TRACK DE LA RUTA
La segunda de las rutas que hicimos discurrió por el entorno de la curiosa localidad de Montemayor del Río, que se encuentra muy próxima a Béjar y casi en el límite con la region extremeña. Ruta muy bonita y asequible, en la que su máxima dificultad fueron los kilómetros a realizar, pero para la que no se requieren grandes habilidades técnicas, ni supone una elevada exigencia física.
Durante el recorrido pudimos visitar el pueblo de Lagunilla, donde decidimos parar a tomar algo en un bar (qué importante función social tienen los bares en los pueblos pequeños¡¡)
De todo el recorrido, sin lugar a dudas, el más bonito de todos fue el tramo final, que discurre paralelo al río Cuerpo de Hombre, que por cierto, es el río que pasa por Béjar y pertenece a la cuenta del Tajo, puesto que es afluente del río Alagón.
Adjunto el TRACK DE LA RUTA
Para finalizar, el último día, hicimos una ruta por la antigua zona industrial de Béjar, que discurre paralela al curso del río Cuerpo de Hombre, donde aprovechando el desnivel del terreno, se instalaron turbinas hidráulicas que proporcionaron energía para las numerosas empresas textiles que dieron fama y riqueza a esta zona.
Adjunto ARTÍCULO PERIODÍSTICO SOBRE ESTA RUTA por si os apetece leerlo.
No podía faltar en esta entrada un pequeño comentario dedicado al aspecto culinario y logístico. Indicar que nos alojamos en el Hotel Casa Beletri, en los que destaco la amabilidad con la que nos atendió el personal en los desayunos, de diez. Y en cuanto a las cenas, nos gustó mucho el Hostal Mesón Pavón, donde, entre otras cosas, puedo destacar el chuletón. También pasamos un buen rato tomando unas cervezas en la antigua estación de tren de Béjar, convertida hoy en albergue (aunque me gustaría que siguiera siendo estación de tren, con todos los beneficios que ello conlleva). Y muy curioso también, el restaurante que está sitado en el patio de armas del castillo de Montemayor del Río.
En conjunto, como he dicho al principio, ahora que hecho la vista atras, creo que fue una gran experiencia la que vivimos esos días por la zona de Béjar y ahora ya sí, queda esta entrada como recuerdo de la misma.
Si aún no conocéis la zona, no dudéis en acercaros, pues no os va a defraudar.
Dejo aquí TODAS LAS FOTOS
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