Sierra de Cazorla

 De entre el mar de olivos que tiene la provincia de Jaén, surge, como una fortaleza casi inexpugnable, el conjunto montañoso que forma la Sierra de Cazorla. Son sierras de caliza, por donde discurre gran cantidad de agua. La combinación de ambos elementos (agua y caliza) ha permitido que a través del paso de los siglos, se hayan ido generando unas formas geológicas muy interesantes, pero también es el motivo por el que el agua de los ríos de esta zona presenta un color azul turquesa tan sugerente.  

El paraje posee tal valor paisajístico, natural y geológico, que forma parte del  Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas. Estas sierras, en su conjunto, establecen la línea divisoria imaginaria entre las vertientes hidrológicas atlántica y mediterránea, ya que por estos picos, nacen dos grandes ríos de la península ibérica, por un lado el Guadalquivir, que desemboca en el océano Atlántico, y por otro lado, el río Segura, que desemboca en el mar Mediterráneo. 

A la Sierra de Cazorla se la conoce como el paraíso del senderismo, por los impresionantes paisajes que ofrece y por la gran cantidad de rutas que se pueden hacer. Ciertamente, es difícil imaginar que exista una zona tan verde y tan llena de agua, en unas latitudes que normalmente asociamos a calor, sol y sequedad. 


Desde Ribera hasta la localidad de Cazorla hay unos 360 kilómetros, por lo que el viaje hay que tomárselo con tranquilidad. No debe haber prisas cuando uno viaja por placer, es más, el propio viaje en sí, ya forma parte de la experiencia y como tal, hay que aprovecharlo y disfrutarlo. 

La primera toma de contacto fue con la localidad de Cazorla, en la que rápidamente pudimos constatar dos cosas: en primer lugar, que efectivamente se trata de una población muy bonita, enclavada en un paraje espectacular, y en segundo lugar, que al igual que nosotros, muchísimas otras personas habían decidido pasar el puente de diciembre allí. 



Fuente de las cadenas

Nos costó casi que más trabajo encontrar un bar donde poder tomar unas cervezas y picar algo, que subir las cuestas de las rutas que veníamos a hacer. Normalmente para las comidas y las cenas, ya estamos acostumbrados y solemos hacer reserva previa, pero no imaginamos que para tomar unas cervezas también tendríamos que haber hecho la misma operativa.... Tras varios intentos fallidos, por fin dimos con un pequeño bar, donde pudimos hacer parada y tomar algo para matar el hambre. 

Por la tarde pudimos hacer un pequeño tour por el centro de la localidad, que partía de la Oficina de Turismo, destacando de entre todo lo que visitamos, la espectacular obra de ingeniería realizada en el pasado, para salvar la irreguliridad del terreno y poder construir un edificio de grandes dimensiones. 





Espectacular túnel sobre el que se construyó la iglesia. 


Dejamos atrás la abarrotada localidad de Cazorla y nos dirigimos a la vecina población de la  Iruela, que era donde teníamos reservado el alojamiento y donde rápidamente pudimos comprobar que existía un ambiente muchísimo más tranquilo y relajado. De hecho, la cena discurrió plácidamente en un bar del pueblo, Cafetería Pilar, donde se podía comprobar que la mayoría de clientes eran del pueblo, algo que se agradece, puesto que el ambiente es mucho más tranquilo y agradable.  Por cierto, si lo visitáis, no dejéis de probar las croquetas de secreto con miel. 




Dos son las rutas que teníamos previsto realizar:

La primera de ellas iba a discurrir por las alturas de la Iruela y Cazorla, por ello, la pudimos iniciar nada más salir de nuestro alojamiento. Rápidamente ascendimos hasta el majestuoso castillo de la Iruela, pero la cosa no quedó ahí, puesto que pasado un rato, el castillo ya quedaba a una profundidad considerable bajo nuestros piés, y es que el ascenso fue bastante directo. 


La ruta fue "marca Sergio", que fue uniendo tramos de diferentes rutas (aquí hay muchísimas) para finalmente conformar un recorrido circular que partiendo de la Iruela y pasando por el pico del Gilillo, nos llevaría hasta la localidad de Cazorla, accediendo a la misma a través de su castillo. 


Recorrimos 26 kilómetros, en los que empleamos casi 9 horas. La altitud máxima estaba en el alto del Gilillo, que supera los 1.800 metros de altitud, discurriendo la mayor parte del tiempo por sendas en muy buen estado. Se nota que esta es una zona de tránsito de senderistas, pues la señalización también es bastante buena. Por otro lado, como son tantas las sendas que hay por la zona y por lo tanto, hay muchas opciones para llegar a los sitios, nos cruzamos con muy pocos senderistas, lo cual fue una grata sorpresa, habida cuenta de la gran cantidad de gente que vimos el día anterior en Cazorla, lo que nos hizo pensar que los caminos estarían desbordados, pero por suerte, esto no fue así. Por lo tanto, en ese aspecto, fue también una ruta muy agradable. 


Para acceder a las pistas deportivas de la Iruela ya hay que hacer deporte, pues están en todo lo alto.


Miradores con vistas de impresión. 

Ermita de la Virgen de la Cabeza. 





















Castillo de la Yedra, Cazorla.


En esta ocasión, al atravesar la población de Cazorla, volvimos a hacer el intento de tomar una cervecita en algún bar o terraza del pueblo, pero vimos que era imposible, así que con las mismas, continuamos nuestro camino hacia la Iruela, donde tras llegar a nuestro campamento base, no nos quedaron muchas fuerzar para alargar en exceso la noche, puesto que el recorrido había sido exigente, lo cual unido a los kilómetros andados y al tiempo frío que tuvimos en algunos de los tramos,  hizo que tras una ducha, nos fuésemos todos pronto a la cama, para descansar y coger fuerzas para la ruta del día siguiente. 

Comparto el TRACK  de Mónica,  pues esta vez no configuré bien mi wikiloc y no pude guardar la ruta correctamente. 

La mañana siguiente amaneció algo más fría que el día anterior, pero la verdad es que pudimos reponer parte de las fuerzas gastadas en la sesión anterior, así que rápidamente nos pusimos en marcha. En esta ocasión teníamos que desplazarnos en coche durante un buen rato, para llegar al párking habilitado al inicio de la Ruta del Río Borosa. Tal vez, esta sea la ruta más conocida de todo el Parque Natural, y la verdad es que tras haberla hecho, entiendo los motivos. 

Ya en el viaje en coche hasta el punto de partida, tuvimos que hacer una parada para deleitarnos con las vistas que la naturaleza nos depara. 


Ese mar de nieblas que pudimos contemplar desde las alturas, está formado, nada más y nada menos, que  por el cauce del río Guadalquivir, que nace en esta zona. 

Unos kilómetros más en coche, en los que entre otros, atravesamos la turística localidad de Arroyo Frío, hasta llegar a un párking muy bien acondicionado, donde por 2,20 euros, puedes dejar el coche todo el día. Aquí ya se notaba que íbamos a tener más acompañantes que en la ruta del día anterior, no obstante, tampoco fue nada excesivo, puesto que pudimos hacer la ruta de manera muy cómoda y en muchos de los tramos íbamos solos. 

Definitamente, la mañana era más fría que la del día anterior, pero poco a poco, según nos ibamos poniendo en marcha, los cuerpos iban entrando en calor. 


Los pliegues del terreno son muy llamativos. Paraíso para el que le guste la Geología. 


El sol apenas calentaba a esta hora.

Es una hora muy buena para la fotografía, por la luz que hay. 

Atravesando la Cerrada de Elías. 





Saltos de agua por doquier





Paredes de impresión, que posteriormente se atraviesan por un túnel a la altura de los agujeros.

Somos diminutos en relación al entorno.






Javi¡ y la linterna?? jjajaja.



En este punto, me gustaría hacer un inciso, y es que por las características del terreno, en el que ya hemos dicho que predomina la piedra caliza, unido a la cantidad enorme de agua que hay, existen numerosos monumentos naturales de piedra caliza - dolomítica, donde se puede apreciar el efecto que el agua de lluvia filtrada produce sobre las rocas. En España existen numerosas cuevas visitables, en las que apreciar ese fenómeno, pero lo que no es tan frecuente es encontrarte esas formaciones al aire libre, como en este caso.  Es algo que realmente me llamó mucho la atención. 




Aquí dejo el TRACK DE LA RUTA

Ruta lineal, en el que recorrimos algo más de 27 kilómetros y en la que empleamos casi 8 horas en total, incluyendo paradas para fotos y para coger fuerzas. Visualmente  es una ruta muy espectacular y sorprendente, con tramos realmente interesantes desde el punto de vista geológico.  En cuanto al recorrido, es muy bueno, pues la mayor parte del mismo está en buen estado y bien señalizado. 

Castillo de la Iruela de noche.

Como guinda final al pastel que ha supuesto este puente de diciembre, en nuestro comino de regreso, hicimos parada en Úbeda, ciudad  declarada  Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2003 y que bien merece la pena una visita (al igual que Baeza, pero tuvimos que decantarnos por una porque no había tiempo para visitar ambas) Y como no podía ser de otra manera, hicimos parada en la Calle Melancolía, taberna tributo a  uno de los ubetenses más conocidos, Joaquín Sabina.







En conjunto, ha sido un gran viaje, dedicado al senderismo y otros menesteres, que nos ha permitido conocer un auténtico paraíso para los andarines. Llevaba ya muchos años con ganas de conocer la Sierra de Cazorla y ahora que ya la he visitado, puedo decir que ha cumplido con creces las espectactivas que tenía. 

Aquí dejo TODAS LAS FOTOS

Hasta la próxima y nos vemos por los caminos (a ser posible con el seguro contratado.....) 




Comentarios

  1. Se puede? Un buen resumen de nuestro viaje a Cazorla. Una zona para seguir pateándola!. Una paraíso.

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