Inmersión lingüística en Leiría.

     El pasado fin de semana pudimos  realizar una visita a la ciudad portuguesa de Leiría, dentro de una actividad de inmersión lingüística organizada por la Escuela Oficial de Idiomas de Zafra. 




    Leiría es una ciudad que cuenta con unos 65.000 habitantes, aunque si tenemos en cuenta todas sus freguesías (18 en total) la cifra asciende hasta los 128.000. Se encuentra en la Región Centro del país vecino, perteneciendo a la histórica provincia de Beira Litoral. Como referencia, indicar que está muy cerca de Nazaré o del Santuario de Fátima. Según nos indicaron, la ciudad fue un pequeño pueblo hasta mediados del siglo pasado, comenzando a crecer de forma exponencial a partir de los años 60, por ello, salvando el pequeño centro histórico, se trata de una ciudad relativamente nueva. Así mismo,  no es una población muy turística, por lo que es un lugar perfecto para hacer una inmersión en la lengua y cultura lusa, evitando la distorsión que se puede producir en otras zonas de Portugal, donde el boom turístico se ha instalado.

    Como curiosidad, indicar que en el año 2021, en el lanzamiento de un nuevo mapa ibérico para el juego Euro Truck Simulator 2, los jugadores, por más que recorrieran virtualmente la autopista que une Lisboa con Oporto, no encontraban la salida para Leiría, porque se olvidaron de incluirla. Fueron tantas las bromas que se hicieron con el hecho de que Leiría no existía, que se volvió viral y finalmente fue aprovechado como reclamo publicitario, para dar visibilidad a la ciudad. 



    En cuanto a la morfología urbana indicar que la ciudad está presidida por su castillo, que es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. 



    Otra de las señas de identidad de Leiría es el  río Liz, cuyo cauce fue artificialmente modificado años atrás, para permitir el desarrollo de la zona centro de la localidad. 




    Entre las diferentes actividades que pudimos realizar durante esta inmersión, una de ellas fue la visita guiada al castillo de Leiría, construido allá por el año 1135, periodo histórico marcado por la conquista de territorio por parte de los reinos cristianos,  a los reinos moros, que por aquel entonces estaban aquí asentados. En su construcción tuvieron un papel relevante, tanto el rey D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal,  como el rey  D. Dinís. 




    El edificio se encuentra bastante bien conservado, contando con algunos elementos muy curiosos, como las cisternas medievales, que han sido rehabilitadas recientemente y en las que se puede apreciar la importancia que tenía para un castillo contar con reservas de agua. También es destacable la Iglesa de la Pena de grandes dimensiones para estar dentro de un recinto amurallado. Las vistas de la ciudad desde este punto estratégico son magníficas. 



    También pudimos conocer el  MIMO, abreviatura utilizada para designar al Museo de la Imagen en MOvimiento. Nos costó un poco centrarnos en esta actividad, porque estaba encuadrada justo después de la comida, momento en el que los cuerpos reclaman un pequeño descanso, sin embargo, la visita fue bastante agradable, gracias, principalmente, a la labor de la guía que nos estuvo acompañando durante nuestro recorrido, que al ser una "reina" de la explicaciones, supo rápidamente captar el interés de los somnolientos  españoles que estábamos a conocer su museo. 



    Pero de todas las actividades que teníamos previstas, la más destacable de todas ellas (sin quitar mérito a las demás) fue la Ruta Literaria del Crimen del Padre Amaro. Se trata de una ruta que recorre los principales espacios en los que se desarrolla la obra literaria del escritor Eça de Queirós. Se realizaron varias publicaciones de la obra, todas ellas enmarcadas en el último cuarto del siglo XIX, causando un gran impacto en la sociedad portuguesa de la época, pues aunque se trata de una novela de ficción, representaba una crítica al poder que, en aquel momento, la iglesia ejercía sobre la sociedad, así como la hipocresia de parte del clero,  que se saltaba a la torera su votos de castidad, manteniendo relaciones amorosas con algunas de sus feligresas. El autor situó la obra en Leiría ya que conocía la localidad por haber estado destinado en ella por temas profesionales.  Nuestro recorrido fue muy interesante, por un lado, porque previamente en la Escuela de Idiomas habíamos estado trabajando esta obra,  pero también porque la guía, bibliotecaria de profesión, tenía muy bien organizada la misma y explicaba las cosas de forma muy amena. Fue realmente una actividad muy gratificante. 





    Otra de las actividades que ayudaron a facilitar la inmersión fue un Paddy Paper.  Se trata de responder una serie de preguntas, para lo cual se hace necesario tener que interactuar con los viandantes con los que te encuentras, a los que hay que hacerles preguntas para obtener la información necesaria para resolver las cuestiones planteadas. La actividad, si bien es cierto que al principio da un poco de pereza, según te vas soltando y vas perdiendo la vergüenza, resulta realmente práctica, pues es una forma magnífica de romper el hielo y lanzarte a hablar en portugués con las personas con las que te cruzas por la calle, o te encuentras en una tienda, museo o cafetería.


Autofoto durante la actividad

    Y para culminar este proceso de inmersión, qué mejor manera de hacerlo que a través de la gastronomía, y es que en Portugal  se come de lujo. Sopas,  carnes, pescados y magníficos postres, son algunas de las delicias culinarias que nos ofrece el país vecino y aunque sea sin palabras, también dice mucho de cómo es un pueblo. 





    Añadido a todo ello, también tuvimos  la suerte de presenciar un encuentro de tunas, que estaba a celebrarse ese fin de semana en Leiría, por lo que una de las  noches aprovechamos para disfrutar de sus cantes y de sus bailes en el recinto donde se estaba llevando a cabo el encuentro. 





    A continuación incluyo otra serie de fotos que pude realizar durante el desarrollo de las diferentes actividades, así como en un par de paseos matutinos por la ciudad. 



























    Para finalizar, el domingo pudimos visitar los impresionantes monasterios de Alcobaça y de Batalha, que se encuentran muy cerca de esta zona y que realmente merece la pena visitar. 




Vistas desde la girola


Imágenes aún policromadas



Bóvedas de la iglesia del monasterio de Batalha






    En conjunto, un gran fin de semana de inmersión lingüística y cultural, que me ha servido para disfrutar y para reforzar el cariño que siento por el pueblo portugués y su cultura. 

    Aprovecho estas líneas para animar a quien me esté leyendo a aprender portugués, ya que, por un lado, es una magnífica forma de conocer mejor a nuestro país vecino y por otro lado,  puede suponer una ventaja a la hora de conseguir un empleo o mejorar nuestras condiciones laborales. 

    Para más información, comparto nuevamente el enlace de la Escuela Oficial de Idiomas de Zafra

    Finalmente, comparto aquí TODAS LAS FOTOS.

    Desejo que tenham gostado do resumo desta viagen. 

    Beijinhos e até breve.  





















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