Tesoros de Extremadura: Santa Cruz de la Sierra

La de veces que habremos pasado a su lado, camino de Madrid, y hasta la fecha es para muchos una gran desconocida.  Hablo de Santa Cruz de la Sierra




Se trata de una pequeña localidad, situada en las inmediaciones de Trujillo y  muy bien comunicada, pues está justo al lado de la A 5 (la ubicareis rápidamente si os digo que es la villa que está en las faldas de esa sierra que, a lo lejos, parece un cono)  Cuenta actualmente con algo más de 300 habitantes, pero viendo el trasiego de gente que pasaba por su plaza, creo que ya son muchas las personas que están descubriendo los encantos que atesora, y es que la localidad combina, de forma exquisita, patrimonio arquitectónico y natural, pues por un lado cuenta con interesantes edificios, principalmente de origen religioso y por otro lado, está situada en las faldas de la Sierra de Santa Cruz, la "Montaña Sagrada" que fue declarada  Monumento Arqueológico Nacional en 1931.


Al llegar al pueblo, localizamos rápidamente la bonita Plaza de España, que es el centro de la población.  Aparcamos allí los vehículos y nos dispusimos a realizar la subida a la sierra, de esta forma, aprovecharíamos el fresco de la mañana, y la tarde, que se preveía más calurosa, la dejaríamos para conocer el pueblo. 


La subida a la sierra se realiza por una senda que está perfectamente señalizada. Nada más comenzar, a la salida del pueblo, nos encontramos con los restos del Convento Agustino de San Joaquín, que más tarde visitaríamos con detenimiento.

Convento Agustino de San Joaquín




 La subida es cómoda, no tiene excesiva dificultad, además, existe mucha y frondosa vegetación, lo cual hace que sea un camino entretenido, y para colmo,  según asciendes, al mirar hacia atrás, las vistas se vuelven cada vez más sorprendentes, pues se trata de un enclave elevado situado en medio de una gran llanura, por lo que cuenta con una posición estratégica (entendemos que sería uno de los motivos por los que en esta sierra se establecieron hace miles de años, diferentes asentamientos humanos)  Como aspectos más interesantes de la ruta, podemos destacar que nos encontraremos con varias fuentes donde poder refrescarnos, así mismo, existe una red de cañería de piedra, presumiblemente romana, que servía para bajar el agua de la sierra hasta la plaza del pueblo (actividad que originó una notable polémica entre el pueblo y los monjes del Convento de San Joaquín, ya que todos querían hacer uso del agua que discurría por la cañería, pero luego se hacían los distraídos cuando se trataba de llevar a cabo el mantenimiento de las instalaciones... Unos por otros, al final la canalización dejó de llevar el agua al pueblo...) 


Canalización utilizada antiguamente para llevar el agua al pueblo




















Según asciendes las vistas son más espectaculares



En primer lugar alcanzaremos el Risco Chico, donde existe un chrómlech funerario (corona de rocas verticales dispuestas en círculo) y  si continuamos el ascenso en dirección al Risco Grande, podremos ver el menhir de 3,5 metros cuya finalidad original fue adorar al sol. 

Menhir



Así mismo, durante todo el trayecto podremos encontrarnos diversos altares de ofrendas de la Edad del Bronce y del Hierro. 

Una vez llegado al Risco Grande, nos encontraremos también con otro altar de ofrendas y en su parte superior podemos ver el aljibe de lo que fue una fortaleza árabe.

Detalle del altar del Risco Grande


Punto más alto. Pico de San Gregorio










Hay opción de poder continuar cresteando por la sierra, pero a partir de aquí la ruta ya no está señalizada. En nuestro caso, decidimos iniciar el regreso al pueblo. 

La bajada la hicimos deshaciendo los pasos que dimos para la subida, aunque por la diversidad de rocas que existen, con formas muy curiosas, nos pareció que íbamos caminando por una ruta totalmente diferente a la del ascenso.  





Respecto a este entorno natural, indicar también que la zona es considerada como punto de interés ornitológico. 


De regreso al pueblo, nada mejor que refrescarnos tomando unas cervecitas fresquitas en uno de los bares de la plaza de España, que estaba bastante animada.


La comida la teníamos reservada en el Mesón los Naranjos, saliendo de la parte antigua del pueblo, en dirección a un barrio de nueva construcción.  No dejeis de probar la caldereta. 

El  camarero es un auténtico figura




Tras la comida nos encaminamos al Centro de Interpretación, situado en la misma Plaza de España y donde previamente habíamos acordado con su responsable una visita a la localidad.  Y la verdad es que si la primera parte de nuestra visita nos había gustado, esta segunda parte no se quedó atrás. 


Pudimos ver la Iglesia Parroquial de la Vera Cruz, construida sobre antiguos templos romano y visigodo. De hecho, algunas lápidas romanas fueron utilizadas para la construcción de las paredes del actual edificio. En uno de los laterales de la edificación hay una lápida muy visible, que cuenta con la hexapétala     (rosa de seis pétalos, símbolo celta que fue asimilado posteriormente por la cultura romana) 

Lápidas romanas fueron utilizadas para la construcción de las paredes de la iglesia





En el interior del templo destaca la pilastra visigoda del siglo VII que actualmente forma parte de la mesa del altar. 





Detalle de la escalera de subida al coro



Púlpito




Visitamos también varias calles de la localidad, haciendo parada en algunos edificios de interés, como por ejemplo la casa de la familia de Ñuflo de Chaves, considerado el mayor "explorador" de las Américas.

También nos resultó interesante la explicación que nuestra guía nos dio sobre las jambas de las puertas de las viviendas que pertenecían a los judíos de la época (hay que fijarse más en los detalles)






Para finalizar, pudimos visitar el Convento Agustino de  San Joaquín,  que data del siglo XVII, construido por iniciativa de Joaquín Chaves de Mendoza, Conde de Santa Cruz.  

En realidad, lo que hoy en día queda en pie, es la iglesia, porque el convento está en ruinas, debido, en parte, a que el pueblo se encargó de desmontarlo para evitar que los monjes pudiesen regresar tras la desamortización de Mendizábal de 1836 (está claro que no dejaron muy buen recuerdo de su presencia en la localidad) 






Y he aquí una de las mayores sorpresas del día (y eso que ya llevábamos varias y muy gratificantes) La iglesia desde que fue abandonada, ha tenido diferentes usos, entre ellos  agrícolas y ganaderos, pero actualmente, y ahí nuestra sorpresa,  está siendo utilizada para realizar exposiciones de arte contemporáneo¡¡¡¡¡¡¡







El edificio es simple, planta de cruz latina de una sola nave, construida en ladrillo y mampostería, aunque sí es cierto, que su cúpula llama bastante la atención.  Pero lo que sí que nos llamó realmente la atención fue la exposición, no solo por la originalidad del lugar y por las obras que allí se exhiben,  sino también por ver que hay personas que se esfuerzan y se interesan por darle utilidad a edificios abandonados, que forman parte de nuestra historia y que si no se hace nada por ellos, pueden acabar en la ruina más absoluta. 





Atentos a las explicaciones de nuestra guía














Indicar también que el convento contaba con un pozo de aguas consideradas milagrosas, siendo en el siglo XVII lugar de peregrinación de multitud de personas de España y Portugal. 









Para finalizar, regresamos a la plaza de España que volvía a estar bastante animada, donde pudimos hacer una última parada antes de la vuelta a los coches. 

Hasta aquí el relato de nuestra visita a Santa Cruz de la Sierra. En este caso, me vine con una gran alegría, porque estamos ante el caso de un pequeño pueblo que, desde mi punto de vista, está sabiendo sacar provecho de sus recursos turísticos.  Es un buen ejemplo de cómo la labor de las diferentes administraciones públicas, pueden ayudar a generar riqueza en nuestros pueblos, a través de la puesta en valor de nuestro patrimonio arquitectónico y natural. 

De verdad que es una visita totalmente recomendable. No os defraudará. 



 












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