Ruta Valle del Esperabán

Después de estar varios meses desconectado del mundo senderista, este fin de semana me he puesto las pilas, y de qué manera....

He participado por primera vez en la Ruta Senderista Valle del Esperabán¡¡¡¡¡

El río Esperabán está situado en la comarca cacereña de Las Hurdes, nace en la Sierra de la Bolla y desemboca en el río de los Ángeles, que a su vez, es un afluente del río Alagón. El río Esperabán  ha generado a través de los años, un valle que es una auténtica joya natural y qué mejor forma de disfrutar de este paisaje que mediante una ruta senderista.  

La ruta se enmarca dentro del calendario oficial del programa Camina Extremadura, eje vertebrador de una serie de rutas senderistas que se desarrollan por la amplia geografía de nuestra comunidad, con objeto de potenciar la actividad deportiva y el turismo, en entornos de gran valor natural. 

Debido a la dureza del trazado, la distancia de la ruta y las condiciones climatológicas, estamos  posiblemente ante la ruta más exigente de todo el programa antes mencionado.  

La ruta, que es circular,  comienza y acaba en la alquería del Castillo, perteneciente a la localidad de Pinofranqueado. La hora de salida estaba fijada a las 8:30, pero previamente tuvimos que realizar las acreditaciones y mientras tanto, todo el que quisiera tenía dulces y chocolate a su disposición. Tengo que indicar que a pesar de llevar a mis espaldas ya algunas rutas, es la primera vez que he sentido un poco de nervios antes de comenzar, y es que había oído a tanta gente hablar de la dureza de esta prueba, que estaba muy concentrado y concienciado de lo que se me venía encima. 

Mis sospechas tuvieron su recompensa a los pocos minutos, pues no habíamos salido aún de la alquería, cuando ya estábamos ascendiendo¡¡¡ y no dejamos de subir y subir hasta aproximadamente el kilómetro 6, donde tuvimos nuestro primer avituallamiento. Es cierto que a pesar del gran esfuerzo, en este tramo la temperatura era muy agradable y así mismo, eran muy gratificantes las vistas que se iban abriendo a nuestras espaldas, a medida que íbamos ganando metros.

Pasado ese primer avituallamiento, tuvimos que seguir ascendiendo, aunque ahora se alternaba alguna pequeña bajada, no obstante, se nos presentaron dos nuevos invitados a la fiesta: el viento y el frío. Comenzó a soplar un viento de costado, que unido a las bajas temperaturas que había en aquellas cumbres, hizo que tuviésemos que echar manos de las prendas de abrigo que la organización ya nos había indicado que era recomendable llevar. Todo el mundo comenzó a camuflarse bajo gorros, gafas, guantes, bragas y cortavientos.. de tal forma que  era complicado reconocernos los unos a los otros. 

Pudimos incluso "disfrutar" de la cencellada, fenómeno meteorológico por el cual la niebla se congela, debido a las bajas temperaturas, ofreciendo estampas muy curiosas.

Alcanzada la cumbre de la ruta, tuvimos que realizar dos bajadas muy pronunciadas y que discurrían por cortafuegos. Entre ambas bajadas, tuvimos el segundo avituallamiento,  donde pudimos tomar un caldo caliente que fue muy agradecido por todos los participantes.  He de reconocer que sufrí más con estas bajadas, que con todas las subidas anteriores, comenzando incluso a sentir dolor en las rodillas, debido a la fuerte pendiente. Podemos decir que pasado este tramo, ya dejamos atrás la parte más dura del trazado. A partir de ahora se alternaban pequeñas bajadas con zonas de llano, hasta llegar al tercer punto de control, momento en el que por fin abandonamos los cortafuegos y comenzamos a descender a través de antiguas rutas comerciales que utilizaban los lugareños en el pasado, para desplazarse de  unas poblaciones a otras.  Este tramo es de gran valor natural y visual, pues discurre paralelo al río y por lo tanto, cuenta con una frondosa vegetación. Así mismo, aquí ya la temperatura es mucho más agradable porque nos encontrábamos en una zona protegida del viento. 

Pasados unos kilómetros, la organización nos vuelve a deleitar con un nuevo punto de avituallamiento, donde para goce de la mayoría del personal nos ofrecen un fantástico bocadillo con panceta o chorizo¡¡¡ 

Supongo que el bocadillo de chorizo tuvo algo que ver, jeje,  pero es cierto que a partir de este punto, comienzo a sentirme contento,  porque veo que todo el esfuerzo realizado durante la prueba está obteniendo su resultado y es que ya siento que queda poco para finalizar esta dura ruta. 

Efectivamente, tras mas de seis horas de caminata,  la alquería de el Castillo aparece de nuevo ante mis ojos y una vez alcanzadas las primeras casas  tomo rumbo hacia el punto de salida. Por el camino me encuentro a mis compañer@s de la Alberca Alta Montaña que comienzan a aplaudirme, aplausos que agradecí enormemente y que me llenaron de alegría porque, efectivamente, eran el reconocimiento al gran esfuerzo que supone haber realizado una prueba como esta.

Como colofón a la ruta, los organizadores nos obsequiaron con un plato de patatas con carne y de postre un matajambre, dulce típico de la zona. 

Sin duda las cifras cantan por sí solas: más de seis hora caminando, desnivel acumulado de 1.370 metros, temperaturas bajo cero en las cumbres de La Bolla y Bolla Chica, 22,50 kilómetros de recorrido......Ahora puedo decir con satisfacción que he realizado la Ruta del Valle del Esperabán¡¡¡¡¡¡

Al igual que he hecho en otras crónicas, me gustaría dar la gracias a todas las personas, empresas, organizaciones y administraciones, que hacen posible este tipo de pruebas, pues requieren mucho trabajo y sin su colaboración ésto no sería posible.   Estoy totalmente convencido que estas actividades son el mejor escaparate para potenciar el turismo sostenible de nuestra tierra, con todas las ventajas que ello conlleva. 

Por último, qué decir de mis compañer@s de la Alberca..... pues que ha sido un fin de semana de escándalo, donde creo que todos hemos disfrutado en grande y que tengo ganas de más rutas y más cenas y más risas y más tapas¡¡¡ 

Hasta la próxima¡¡¡¡¡

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