La Reina Descalza
Por fín he terminado de leer La Reina Descalza, el que, hasta la fecha, es el último libro publicado por Ildefonso Falcones, autor entre otros libros de La Catedral del Mar.
En este caso, he de decir que el libro se me ha atragantado en la mitad de la historia, pues aunque el comienzo es interesante, a medida que avanzan las páginas, se me ha hecho un poco cuesta arriba poder continuar con la intriga (no ha sido de esos libros que estás deseando retomar rápidamente para ver qué pasa en la siguiente página) Que quede claro, que yo tampoco soy un crítico literario, ni aspiro a ello, ni a nada por el estilo, simplemente doy mi humilde opinión, como un ejercicio de reflexión sobre lo que he leído y por si a alguien le resulta intersante leer estas líneas.
En las anteriores obras de Falcones, la verdad es que me enganché mucho más, como La Mano de Fátima, pero sobre todo con La Catedral del Mar. Es cierto, que La Reina Descalza es un libro de fácil lectura, no es complicado seguir la trama, pero como digo, le falta algo.. o tal vez le sobran ciertas cosas, que enmarañan la historia o que fuerzan situaciones un tanto rocambolescas, que no aportan nada o que tratan de entrelazar las diferentes historias que se narran, pero de forma un tanto forzada. Así mismo, y aunque el final también resulta interesante, me ha dado la sensación de que se han desencadenado muy rápidamente los hechos, en relación a lo lenta que ocurre toda la historia durante la mitad del libro. Es como si fueran a ritmos diferentes.
Por otro lado, es justo reconocer y destacar, el gran trabajo de documentación que el autor ha tenido que hacer, para ubicar de manera tan clara y con tanto detalle, la historia. Descripción de entornos urbanos (Sevilla y Madrid) así como zonas rurales (nombra en muchas ocasiones poblaciones extremeñas, situadas en sendas muy transitadas desde hace siglos y por las que viajan los personajes de la historia)
Por último, a título personal y sin aportar muchos detalles, he de decir que este libro se me quedará grabado en la mente, no por su trama, sino por el momento en el que comencé a leerlo y por las situaciones acaecidas en mi vida, durante los primeros capítulos. Al igual que la música, donde una canción se nos queda grabada en la mente, asociada a un evento concreto y cuando volvemos a escucharla, nos evoca ese instante vivido, en este caso, es de las pocas veces que un libro me recuerda, tanto, un momento personal. Supongo que es lo bueno de la literatura, no sólo que la historia leída, te transporta a otro lugar y a otro momento, sino que también el mismo período de vida que nos envuelve durante su lectura, se une de forma irremediable a las páginas en nuestro recuerdo.
Bueno, pues nada, a seguir llenando la mente con historias que enriquecen nuestra imaginación. Ahora estoy con Dispara, yo ya estoy muerto, de Julia Navarro, por lo que éste será el objeto de mi siguiente comentario literario... Por lo pronto, promete.
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