Siguiendo el mismo patrón
Esta semana se ha publicado en el periódico El Confidencial,
un artículo de opinión, firmado por Miguel Ayuso, que me ha parecido interesante. Habla de los nacionalismos en general y de cuáles son los
patrones que todos siguen, casi a rajatabla.
Según el columnista, los elementos comunes de todo
nacionalismo, son:
Inventar un origen remoto
Buscar un héroe legendario, de raza
Unirse frente a un enemigo común
Homogeneizar la lengua
Diseñar un himno, un traje típico y una bandera
Celebrar una fiesta nacional
Escribe buenos artículos
Inventar un origen remoto
Buscar un héroe legendario, de raza
Unirse frente a un enemigo común
Homogeneizar la lengua
Diseñar un himno, un traje típico y una bandera
Celebrar una fiesta nacional
Escribe buenos artículos
Si nos paramos un segundo, a pensar, efectivamente podemos
comprobar cómo esos elementos se repiten una y otra vez.
Una vez pude entablar una larga, muy larga conversación con
dos personas de Cataluña, que teníamos un amigo en común y entre otros temas,
obviamente, surgió el tema del independentismo. No voy a entrar en
profundidades, porque aunque tengo mi propia opinión, no voy a polemizar acerca
de las ideas sobre las que ellos fundamentan sus raíces nacionalistas, pero sí
he de decir, que me llamó soberanamente la atención, el hecho de lo bien
aprendido que se tenían una serie de datos y de hechos históricos, sobre los
que asentaban el origen de lo que ellos denominaban su nación. Sólo les faltó
decir que tienen unos genes propios, diferentes a los del resto de habitantes
de la península….Una retahíla de datos, hechos, personajes… ante los que no
podía rebatir, porque ni en mi formación académica, ni a través de las lecturas
que he ido haciendo por mi cuenta, he accedido a esa información (tampoco tengo
mucho interés, si os soy sincero) El punto al que quiero llegar es que se ve, con total claridad, cómo el sistema educativo es un pilar fundamental para
aleccionar a la población de un territorio, a favor de una determinada corriente
de opinión.
Por suerte, por mi formación académica y por el entorno (familiar y social) en el que me he
criado, he conseguido formar mi
personalidad bajo un prisma de mente abierta
y, bajo ningún concepto, me siento
atado a ningún tipo de nacionalismo (ni español ni de ningún otro tipo) Tengo la suerte de sentirme ciudadano europeo, pero incluso, más que eso, ciudadano, persona a secas y punto, ni de aquí ni de allí, que puedo moverme, sin tener que
atravesar fronteras, por todo el territorio del viejo continente, puedo tomarme un café
en Lisboa, Madrid o Dublín, pagando con la misma moneda, y por supuesto, no me voy a rasgar las vestiduras ante una ofensa a “mi patria”, porque ese concepto,
para mí, está muy atrás en mi orden de prioridades, quizás está hasta erradicado, yo antepongo la salud, el bienestar de mi familia, el empleo, conseguir una sociedad más justa en el amplio
sentido de la palabra….
Estamos viviendo un momento de la humanidad en el que prima
la apertura de fronteras, un mundo más globalizado (aunque también en muchas
ocasiones, cada vez más cruel) Creo que nuestros dirigentes deberían hacer más
esfuerzos por estrechar lazos, por
seguir eliminando barreras, desmontando fronteras, por establecer mercados más amplios, que
permitan la movilidad de las personas con libertad, joder, que somos ciudadanos
del mundo, no de un territorio en concreto.
En fin, que
nada, es cierto que el ser humano es el
único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y por lo que veo no
aprendemos de errores del pasado, los nacionalismos exacerbados no nos llevan a
nada bueno, tiempo al tiempo….
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